
Hay preocupación por el avance de estas tres patologías infecciosas. Los expertos apuntan a la pobreza y a una baja en el uso del preservativo en todos los estratos socioeconómicos.
Una realidad que preocupa a la Argentina: sífilis, tuberculosis y Chagas, tres enfermedades infecciosas que evocan en blanco y negro imágenes hospitalarias de comienzos del siglo XX y que hoy, con las últimas cifras registradas en la Argentina, confirman toda su vitalidad.
La tuberculosis crece a un ritmo lento, pero crece: desde 2013, de un 2% a un 3% anual. Casi la mitad de los casos se concentran en la ciudad de Buenos Aires y el Conurbano. La sífilis también crece. Y mucho: aun cuando aclaren que “los datos no están cerrados”, el Ministerio de Salud de la Nación confirmó 5.127 casos nuevos el año pasado y 6.069 en lo que va de este. Un alza del 18,4%.
Del Chagas crecen los interrogantes. En la situación epidemiológica nacional sobresalen los 1.600.000 infectados y los 1.300 casos congénitos (transmitidos de madre a feto) que se estiman por año. Las preguntas son cómo dominar este mal persistente y silencioso: sólo el 30% de los infectados, en la primera fase, tiene síntomas. Cómo sostener la adherencia del paciente, de modo que no abandone el tratamiento. Y lo más duro: cómo mejorar el drama social de las poblaciones expuestas, un ítem que se iguala, en importancia, al costado biomédico de esta patología.
Fuente: Clarin.